Esta mañana me llamaba temprano al móvil una de las encargadas del Vivero de Empresas de Vicálvaro a la que conocí la semana pasada, durante mi visita a los despachos disponibles, y con la que hice buenas migas, para darme un aviso extraoficial: Mi candidatura al vivero, cuya revisión final tendría lugar mañana martes, iba a ser finalmente rechazada por no hallarme al corriente de pago del último impuesto municipal de circulación. Y es que las administraciones no conceden ayudas a quienes mantienen deudas con ellas.
«Corre, corre» me dijo, «que aún estás a tiempo de pasarte por la subdirección de recaudación ejecutiva, liquidar tu deuda en una entidad bancaria y entregar el comprobante de pago en la gerencia de Madrid Emprende antes de que decidan sobre tu expediente».
Y así lo hice. Gracias a la misma motocicleta cuya impuesto municipal arrastraba 9 meses de retraso, me pude cruzar la ciudad con agilidad para completar las tres gestiones en tiempo record. Aquí, el justificante de marras:
Y por fin, esta noche duermo tranquilo a la espera mañana de buenas nuevas…