Nuevamente, un inspiradísimo post de Alejandro Suarez ’10 consejos para quebrar tu startup’ me anima a publicar mi réplica haciendo referencia a la misma cuestión desde mi particular punto de vista. De modo que paso a relatar las 10 vías infalibles con las que hubiera evitado que Agora News cumpliera su primer año:
– Haberme endeudado con los bancos para lanzar mi proyecto ‘por todo lo alto’: Allá por marzo de 2008 los bancos aún mantenían abierto el grifo de la financiación y hubiera sido relativamente sencillo conseguir, por ejemplo, 100 o 200.000 euros para que no faltase de nada: oficinas representativas, cámaras tope de gama, equipo humano de lujo, incluyendo secretaria explosiva y coche de empresa. Calculo que a los seis meses hubieramos agotado la financiación inicial y, a los nueve, el banco acreedor nos hubiera llevado a la quiebra.
– Haberme aferrado a mi plan de negocio inicial con uñas y dientes: Viniendo de una agencia de noticias y creando una nueva agencia de noticias, había previsto que los medios de comunicación fuesen mis mejores clientes y principal fuente de ingresos. Afortunadamente pronto me di cuenta de que ‘donde no hay, poco se puede rascar’
– Haber caído en las manos de un inversor sin escrúpulos que me obligase a seguir a rajatabla el plan de negocio inicial y a multiplicar por 20 el valor de la compañía en menos de tres años. En realidad, voy a multiplicarlo por mucho más, pero el plazo prefiero marcármelo yo.
-Estando cruzado de brazos hasta que lleguen encargos realmente sustanciosos: muy al contrario, hemos sido proactivos, no hemos parado de trabajar nunca. Hemos hecho trabajos muy bien pagados, otros muy mal pagados y también muchas coberturas gratis, más que por amor al arte, por posicionar nuestra marca ante el mercado, entrenar al equipo y consolidar audiencia.
– Manteniendo un nivel de vida correspondiente a un auténtico CEO de una startup de futuro: en lugar de eso, fijé para mí desde el primer día una nómina realista (un tercio de mi anterior nómina como empleado) y viví en función de mis actuales posibilidades.
– Contratando a todos los proveedores que llamaron a mi puerta desde que inscribí mi empresa en el registro mercantil: casi no hubiera tenido que preocuparme de nada, me hubieran equipado hasta arriba con material de oficina, regalos para clientes, leasing o renting de automóviles, estudios de usabilidad y posicionamiento para mi web, registro de patentes y marcas, relaciones públicas, fuerzas de venta externas…
– Atender sólo a la cuenta de resultados y olvidarme del plan de tesorería: en dicho caso, hubiera tenido, probablemente, una empresa con un balance saneado pero con unos empleados con retrasos de tres meses en sus nóminas y sin posibilidad de abordar la mayoría de los gastos corrientes que requiere el día a día.
– Descuidando el cobro de las facturas, puesto que los ingresos correspondientes ya figuran en la contabilidad: aunque resulte un coñazo, hay que llamar, insistir y presionar lo que sea necesario para lograr el cobro más temprano posible de las facturas. El que nunca llama suele ser el último en cobrar
-Evitando que evolucione el equipo a medida que evoluciona el negocio: perfiles que son idóneos en una fase temprana de un proyecto deben complementarse con otros distintos en la fase de crecimiento o consolidación. Más allá de romanticismos, hay que optar al máximo talento disponible para cada etapa del proyecto, manteniendo la cabeza fría y respetando, por supuesto, los compromisos adquiridos.
– Mostrandome ciego ante la aparición de nuevos modelos de negocio en ámbitos cercanos al de mi actividad: De hecho, la próxima etapa de crecimiento de la agencia, basada en la inserción de publicidad en nuestros vídeos se basa claramente en la apuesta (exitosa) de Politico.com , que cede gratuitamente sus videonoticias a blogs y diarios digitales a cambio de mantener los derechos publicitarios del contenido.